No espero lo probable, nada más lo inimaginable; un viaje a ninguna parte en un sitio conocido...

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A rope in the cliff

By Lisett Tapia


Nobody knows

who went up there,

who put the rope

in the top of the cliff.


It was a man

or a young girl

who expect

a warm breeze

or a kind letter?


They lost the hope,

lost the light,

whit the sun,

whit the moon,

whit the sky

in the middle

of the night?


They dead

in the morning,

the rope closed

his eyes...


Or only is

a rope in the cliff,

the wind brought it

and I imagine

horrible things.

Vampiro

De Richard Christian Matherson

Hombre.
Tarde. Lluvia.
Carretera.
Hombre.
Búsqueda. Hambre. Enfermo.
Conducir.
Radio. Noticias. Pantallas. Policía. Emisión.
Accidente. Ciudad.
Cerca.
Acelerar. Charcos.
Dolor.
Minutos.
Llegada. Aparcar. Vigilancia.
Cuerpos. Sangre. Multitud. Sirenas.
Hora. Sentarse. Dolor. Cigarrillo. Termo. Café.
Sudor. Náusea.
Semáforos. Ojos. Camillas. Sábanas.
Carne.
Muerte.
Temblor. Escalofríos.
Reloj. Espera.
Más. Espera.
Coche. Peste. Cigarrillo.
Ambulancia. Gemido. Grúa. Cuerpos. Llevados.
Multitud. Policía. Fotógrafos. Borrachos. Marcha.
Ido.
Calle. Silencio.
Lluvia. Oscuro. Humedad.
Solo.
Puerta. Fuera. De pie. Camino. Dolor. Mira. Más cerca.
Edificios. Silencio. Calle. Muerte.
Sangre. Tiza. Contornos. Más cerca.
Paso. Dentro. Contornos. Mitad.
Inhalar. Ojos. Cerrados.
Pensar. Inhalar. Concentrar. Sentir. Respirar.
Tráfico.
Muerte. Colisión. Mujer. Gritos. Parabrisas. Expresión.
Momento. Muerte.
Energía. Concentrar. Imágenes. Explotando.
Momento.
Mujer. Coche. Camión. Explosión.
Impacto. Movimiento.
Prisa.
Sentimiento. Alimento.
Metal. Ardiendo. Gritos. Sangre. Muerte.
Momento. Colisión. Imágenes. Más rápido.
Fuerza. Medicina.
Más fuerte.
Concentrar. Mejor.
Imágenes. Colisión. Más fuerte. Ver. Muerte.
Momento. Cura. Momento.
Adicción.
Droga. Prisa. Cuerpo. Más cálido.
Muerte. Concentrándose. Curándose. Adicción. Droga.
Calor. Calma.
Muerte. Medicina.
Muerte.
Vida.
Medicina.
Adicción. Fuerte.
Marcha.
Coche. Motor. Conducción. Lluvia. Calles. Autopista. Mapa.
Conducción. Relax. A salvo. Calor. Prisa. Bien.
Radio. Cigarrillo. Brisa.
Noche.
Búsqueda. Accidente. Muerte.
Vida.
Energía. Reloj. Espera.

Pronto.

Las letanías de Satán

De Charles Baudelaire


¡Oh Tú, el más sabio y el más bello de los Ángeles,
Oh Dios traicionado por la suerte y privado de alabanzas!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Oh Príncipe del Exilio, a quien se le ha hecho un agravio,
y que vencido, siempre te levantas más fuerte!

¡Oh Satán ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú que lo sabes todo, gran rey de las cosas subterráneas,
sanador familiar de las angustias humanas!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú que, lo mismo a los leprosos que a los parias malditos,
enseñas por amor el gusto del Paraíso!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú que de la Muerte, tu vieja y fuerte amante,
engendras la Esperanza -una loca encantadora!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú, que haces al proscrito esta mirada calma y alta,
que condena todo un pueblo alrededor de un cadalso!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú, que sabes en qué ángulos de las tierras envidiosas,
el Dios celoso escondió las piedras preciosas!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú, en quien la mirada clara conoce los profundos arsenales
donde duerme amortajado el pueblo de los metales!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú, cuya mano aleja el vacío,
de los pies del sonámbulo al que seducen los tejados!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú que, mágicamente ablandas los viejos huesos
del borracho tardo atropellado por los caballos!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú, que para consolar al hombre frágil que sufre,
nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,
en la frente de Creso despiadado y vil!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Tú que pusiste en los ojos y el corazón de las muchachas,
el culto de la llaga y el amor de los andrajos!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Bastón de los exiliados, luz de los inventores,
Confesor de los ahorcados y de los conspiradores!

¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡Padre adoptivo de estos que en su negra cólera
del Paraíso terrestre ha desterrado Dios Padre!


¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

La broma estúpida

De Edward Gorey

Una mañana de invierno Friedrich se despertó,
y en gastar una broma pensó.
«Hoy no me voy a levantar.
Creó que en la cama me voy a quedar…»
A su puerta vinieron y todos le hablaron,
pero Friedrich no hizo caso, aunque mucho le rogaron.
Debe de estar enfermo, pensaron,
y un remedio le prepararon.
Como soborno final,
decidieron ofrecerle un plato especial.
Volvieron por la tarde trayendo juguetes,
zambombas, tambores y algunos cohetes.
«Puedes hacer lo que te dé la gana», dijeron,
pero, aun así, nada consiguieron.
Agotados, se fueron por fin,
cuando el cielo empezaba a volverse de hollín.
«Me parece que me voy a levantar,
y en la nieve jugaré hasta la hora de cenar.»
Mas cuando de la cama se quiso levantar,
las mantas y las sábanas no le dejaron bajar.
Los muelles chillaron con voces espantosas
y de la cama salieron dos alas grandiosas.
Friedrich gritó, la cama se alzó
y un vuelo terrible emprendió.
Miraron, buscaron
y nada encontraron.
La cama volvió al amanecer,

sin Friedrich, sin mantas y sin nada que ver.

Cántico esdrújulo

De David Chericián


En las esdrújulas 
truenan las máquinas, 
ríen los párvulos 
en cada círculo, 
crecen los cítricos 
de dulzor ácido, 
flotan las túnicas 
de los filósofos, 
nadan las náyades 
muy mitológicas, 
se dan atléticos 
juegos olímpicos, 
trabajan físicos 
junto a mecánicos 
y otros científicos 
en energéticos 
centros atómicos— 
la tierra esférica 
gira en su órbita: 
mágica síntesis 
de lo fantástico— 
tiemblan los tímidos, 
no los intrépidos, 
y los anímicos 
bailan eufóricos— 
circula el tránsito 
de los vehículos, 
cruzan océanos 
los trasatlánticos, 
se alzan mayúsculas 
sobre minúsculas, 
pasan los miércoles 
hacia los sábados— 
en su pacífico 
rítmico trópico 
se agranda el ámbito 
de mi archipiélago, 
todo es dinámico 
vértigo cíclico— 
y en el estrépito 
de tanta música 
es tan simpático 
ser un esdrújulo!
 ____________________
Urí urí urí. Palabras para jugar. Libros del Rincón. SEP 1994
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Si mi voz...

De Rafael Alberti



Si mi voz muriera en tierra,
Llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombrarla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella,
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

Der Struwwelpeter

De Heinrich Hoffmann



(Fragmento)


Pedro Melenas

¡Aquí está, nenes y nenas,
éste es Pedro Melenas!
Por no cortarse las uñas
le crecieron diez pezuñas,
y hace más de un año entero
que no ha visto al peluquero.
¡Qué vergüenza! ¡Qué horroroso!
¡Qué niño más cochambroso!

La tristísima historia de las cerillas

Los papás de Paulinita
la dejan sola en casita.
La niña corre, jugando
con su muñeca y cantando,
hasta que —¡Oh maravillas!—
ve una caja de cerillas.
"¡Qué juguete! ¡Qué bonita!",
dice, al verla, Paulinita:
"Voy a probar a encender
como mamá suele hacer".
Y Minta y Maula, las gatas,
levantan, tristes, las patas:
"¡Tu papá te lo ha prohibido!",
le dicen, con un maullido:
"¡Miau, mio! ¡Miau, mio!
¡Te quemarás! ¡Déjalo…!"
Paulinita desatiende
el buen consejo y enciende,
como se ve en la figura,
la cerilla —¡ay, qué locura!—
mientras salta de contento
sin descansar un momento.
Y Minta y Maula, las gatas,
levantan, tristes, las patas:
"¡Tu mamá te lo ha prohibido!",
le dicen, con un maullido:
"¡Miau, mio! ¡Miau, mio!
¡Te quemarás! ¡Dejaló…!"

 Las llamas —¡ay!— han prendido
en la manga, en el vestido,
la falda, la cabellera…
se quema la niña entera.
Minta y Maula, al contemplarla,
gimen a dúo: "¡Salvadla!
¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Corriendo!
¡La pobre niña está ardiendo!
¡Miau, mio! ¡Miau, mio!
¡Paulinita se quemó!"
La niña —¡qué gran tristeza!—
ardió de pies a cabeza.
Quedaron los zapatitos,
cenizas y dos lacitos.
 Minta y Maula, frente a frente,
lloran muy amargamente:
"¡Pobres papás! ¡Miau, mio!
¿Dónde estarán? ¿Dónde? ¿Do?"
Y derraman, tristemente,
de lágrimas un torrente.