(Sermón negro)
Y Dios avanzó fuera del espacio
y miró a su alrededor y dijo:
“Estoy solo.
Tengo que hacer el mundo.”
Y a lo lejos, donde el ojo de Dios se extendió,
la oscuridad todo lo cubría.
Más negras que cien medianoches
en un pantano de cipreses.
Entonces Dios sonrió,
y la luz se hizo
y la oscuridad rodó de un lado
y la luz brilló del otro
y dijo Dios: “Esto es bueno.”
Entonces Dios avanzó y tomó la luz dentro
de sus manos,
e hizo girar la luz alrededor de sus manos;
y así formó el Sol,
y fijó el Sol como luminaria en el cielo
y de la luz sobrante después de hacer el Sol,
Dios amontonó una brillante pelota
y la arrojó contra la oscuridad,
decorando la noche con la Luna y las estrellas.
Entonces debajo y entre
la oscuridad y la luz
él arrojó el mundo
y dijo Dios: “Esto es bueno.”
Entonces Dios caminó hacia abajo
y el Sol estaba a su mano derecha
y la Luna quedaba a su izquierda;
y las estrellas se agruparon alrededor de su cabeza
y la Tierra bajo sus pies.
Y Dios caminó, y donde él pisó
sus huellas cavaron los valles
y se cambaron las montañas.
Entonces él se detuvo, miró y vio
de la Tierra estaba caliente y estéril.
Entonces Dios se asomó sobre el borde del mundo
y escupió los siete mares.
Él abrió sus ojos y el relámpago brilló.
Golpeó sus manos y el trueno rodó
y las aguas alrededor de la Tierra bajaron
y las refrescantes aguas corrieron hacia abajo.
Entonces el verde pasto brotó
y las pequeñas rojas flores florecieron
y el pino apuntó su dedo al cielo
y el roble extendió sus brazos.
Los lagos se recogieron abajo de los huecos
de la Tierra
y los ríos corrieron rumbo al mar.
Y Dios sonrió de nuevo
y el arco iris apareció
y se enroscó alrededor de sus hombros.
Entonces Dios levantó sus brazos y balanceó
su mano
sobre el mar y sobre la Tierra
y dijo “¡Dad a luz! ¡Dad a luz!”
Y antes que pudiera bajar la mano,
los peces y las aves
las bestias y los pájaros
nadaron por los ríos y los mares,
vagaron por los montes y los bosques
y abrieron el aire con un batir de alas.
Y dijo Dios: “Esto es bueno.”
Entonces Dios caminó alrededor
y miró alrededor
todo lo que había hecho.
Contempló su Sol
y miró su Luna
y miró sus estrellitas
y miró su mundo
con todos los seres que vivían
y dijo Dios: “Estoy solo todavía.”
Entonces Dios se sentó
en la falda de un monte donde podía meditar;
a orillas de un profundo y vasto río se sentó,
y sosteniendo su cabeza entre sus manos
Dios pensó y pensó.
Hasta que exclamó: “Haré un hombre.”
Sobre el lecho del río
Dios levantó con sus manos la arcilla,
y sobre el banco del río se arrodilló,
se arrodilló.
Y entoncesel Gran Padre Todopoderoso
que iluminó el Sol y lo fijó en el cielo,
que lanzó las estrellas al más lejano rincón
de la noche,
que hizo girar la Tierra en las palmas de sus
manos,
este Gran Dios,
semejante a una madre encorvándose sobre
su nene,
arrodillándose sobre el polvo,
trabajando sobre un montón de arcilla
la moldeó a su propia imagen,
Entonces dentro de ella sopló el aliento
de la vida
y el hombre se convirtió en un alma viviente.
Amén, Amén.
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