De Rodolfo López
(Diálogo)
-. ..pues yo tengo un amigo que no come carne.
- Ah, ¿es vegetariano?
- No, es pobre.
- Y ¿a qué se dedica?
- A sobrevivir. Hasta eso lo hace muy bien. No se ha muerto.
- Si, pero ¿cómo le hace para comer?
- Pues... abre mucho la boca y se empaqueta todo en chinga...
- No, pero, ¿cómo se gana el sustento?
- ¡Ay pues, trabajando!
- ¡Si, por eso, en qué trabaja puesss!
- Es director de una compañía...
- ¿No que era pobre?
- ...de una compañía de teatro.
- A caray.
- Es teatro urbano; actualmente tiene un performance que explora las profundidades de la mente humana ante la aceleración de la vida moderna titulado: “Neuralgias del tiempo y la carrera contra la luz”
- Achis, achis, ¿y dónde se presenta?
- En el camellón entre Juárez y Patria.
- ¡Ah, es un payaso de crucero!
- No hombre, más respeto, él fue el primero en introducir a México el concepto de “Cirque du solei de un solo hombre" itinerante.
- ¿Cómo, cómo?
- ¡Payaso que cantaba en los camiones, pa´ que me entiendas, inculto!
- ¿Y no le hace a la malabariada con naranjas?
- No, se las comía...
- ¿Y con pelotitas?
- Nombre, se le atoran...
- No, yo digo que si con pelotitas no malabarea.
- Lo intentó, pero se le caían tan seguido, que se hizo experto en recoger bolas.
- ¡Uh!, hubiera trabajado en tenis profesional.
- No, en vez de eso se fue de mojado a cosechar manzanas y otras frutas.
- ¿Y le fue bien?
- Si y no, a veces se las comía, a veces malabareaba con ellas o hacía alguna payasada que no le gustó a sus jefes, y lo corrieron, y luego lo deportaron.
- Ah vaya, o sea que es un payaso medio payasón.
- Si, como el payaso en el espacio, ¿te sabes esa?
- Si, ya me la contaste... pero ¿por qué regresó a ser un pobre payaso?
- Es un payaso pobre, que es diferente...
- Bueno, pero payaso al fin, ¿por qué volvió a ser un payaso callejero?
- Porque la calle tiene sus ventajas, su encanto...
- ¿En qué sentido?, ¿gana buen dinero?
- No te digo que es pobre... es que la calle... la calle es hermosa...
- ¡Ba!, un urbanista más...
- En serio, la calle es hermosa, si no te fijas en los autos...
- Pero las calles las hacen para los autos.
- No, las calles las hacen “para que pasen” por ahí los autos; así como las escuelas, son hechas para que pasen por ahí los alumnos, pero no les pertenece la escuela a ellos... así la calle no es de los autos, es de los pobres.
- ¡Ba! Esa analogía no me convence... ¿y las carreteras de quién son?, ¿de los animalitos aplastados?
- Podría ser, pero ahí no hay magia; las carreteras cruzan campos, montañas, llanos... en cambio las calles las cruza uno, son el único vínculo que junta propiedades privadas y públicas, edificios, casas... vidas...
- No, no, se oye muy romántico; pero es una ruta de transporte, es vil pavimento, chapopote...
- Es la casa de muchos, la musa del artista urbano, el local del ambulante, la pista del camionero, el triunfo del peatón, el mall del tianguista, la puerta de la casa de todos, la cancha del futbolista del mañana, el estrado de los manifestantes, el escenario del desfile alegórico, los cimientos del urbanista, la cama del borracho, la tumba del atropellado, el mar de las coladeras tapadas, la madre de todos los baches...
- ¡Párale, párale!, la calle no es buena, es a lo mucho, un “mal necesario”
- La calle es tan mala como el tiempo que no pasas en ella; mi calle - la calle que da a mi casa – me es tan familiar como mi patio, mi baño o mi cuarto...
- ¡Si, pero la calle no es un sitio para estar, no es nada, y además ya te saliste del tema del pobre pinche payaso!
- ¡Payaso pinche! Ah no, ¡payaso pobre, que no es lo mismo!
- Bueno, ¿y a poco él comparte tu cosmovisión de las calles?
- No creo, pero si sé que prefiere las calles a las paredes...
- Eso tiene más lógica, ¿será claustrofóbico?
- No, es más bien decepción... cuando él era niño y su papá le enseñaba a poner un clavo para colgar un cuadro, se le vino la pared encima... él pensó que había sido venganza, hasta que lo rescataron... fue en el terremoto del 85.
- Achis, achis, entoces es trauma de su niñez...
- Pues si y no, él fue a parar a Guadalajara, ya sin padre, niño de la calle... un día, muy feliz estaba él aventando corcholatas al pavimento cuando le explotó la calle, por ahí de 1992. La explosión lo aventó varios metros, y también se lo achacó a una venganza personal de la calle...
- ¡Naa, esa es muy mala suerte!
- Lo peor fue cuando se fue a vivir a la costa; el día que finalmente se animó a enseñarse a nadar, le cayó un huracán...
- Pues está jodido el pobre hombre...
- Hombre pobre... Yo creo que por eso se hizo payaso, para no tomarse las “cosas” tan en serio.
- La vida...
- No, esa no vale nada.
- Pero, ¿cuáles cosas, si es muy pobre?
- Las importantes, las cosas que no se cuentan, esas que dan testimonio que uno estuvo aquí.
- ¿Aquí, aquí?
- Allá, en cualquier lado, pero siempre en el pasado...
- Pues aquí yo estaba, pero ya me voy.
- ¿A dónde?
- Al camión, a ver si veo al pobre payaso.
- Payaso pobre...
Rodolfo López, 2006
(imagen de almibarimposible.wordpress.com)