(Fragmento)
LOS NO MUERTOS: MITO Y REALIDAD
Nace de la tumba. Su cuerpo es el
hogar de los gusanos y la mugre. No hay vida en sus ojos, no hay calidez en su
piel, su pecho no se mueve. Su alma, tan vacía y oscura como el cielo nocturno.
Se ríe de la espada, escupe a la flecha, porque no dañarán su carne. Hasta la
eternidad caminará por la Tierra, olisqueando la dulce sangre de los vivos,
obsequiándose con los huesos de los condenados. Cuidado, porque es el muerto
viviente.
-TEXTO HINDÚ DESCONOCIDO, CIRCA
1000 A. C.
ZOM-BI: [Góm.bi] sust. también
ZOM-BIS pl. /. Un cadáver viviente que se alimenta de la carne de los humanos.
2. Un hechizo vudú para revivir a los muertos. 3. Un dios serpiente vudú. 4.
Alguien que se mueve y actúa con aturdimiento, «como un zombi». [Palabra
originaria del África occidental.]
¿Qué es un zombi? ¿Cómo se crean?
¿Cuáles son sus puntos fuertes y cuáles sus puntos débiles? ¿Qué necesitan?
¿Cuáles son sus deseos? ¿Por qué son tan hostiles con los humanos? Antes de
hablar sobre las técnicas de supervivencia, debes conocer aquello a lo que
intentas sobrevivir.
Debemos empezar separando los hechos
reales de la ficción. Los muertos andantes no son ni obra de la magia negra, ni
tampoco de una fuerza sobrenatural. Tienen su origen en un virus conocido como
Solanum, palabra latina utilizada por Jan Vanderhaven, el primero en descubrir
esta enfermedad.
SOLANUM: EL VIRUS
El Solanum funciona viajando
dentro del sistema sanguíneo, desde el punto de entrada inicial hasta el
cerebro. De un modo que aún no se ha llegado a comprender del todo, el virus
usa las células del lóbulo frontal para la replicación y las destruye en el
proceso. Durante este periodo, cesan todas las funciones del cuerpo. Cuando se
para el corazón, se da por muerto al sujeto infectado. El cerebro, sin embargo,
continúa vivo pero inactivo, mientras el virus muta las células y las convierte
en un órgano completamente nuevo. La particularidad más decisiva de este nuevo
órgano es su independencia del oxígeno. Si eliminamos la necesidad de este
elemento tan importante, el cerebro de los no muertos puede utilizar, pero no
depende de él en ninguna medida, el complejo mecanismo de apoyo del cuerpo
humano. Una vez completada la mutación, este nuevo órgano reanima el cuerpo
convirtiéndolo en una forma que guarda poco parecido (fisiológicamente
hablando) con el cadáver original. Algunas de las funciones corporales
continúan siendo constantes, otras operan de manera diferente y las restantes
se inhabilitan para siempre. Este nuevo organismo es un zombi, un miembro de
los muertos vivientes.
1. ORIGEN
Desgraciadamente, las
investigaciones intensivas aún no han encontrado ningún ejemplo aislado de
Solanum en la naturaleza. Los resultados obtenidos al analizar la tierra, el
agua y el aire de todos los ecosistemas en todo el mundo, incluyendo la fauna y
la flora, han sido negativos. Mientras escribo este libro, la investigación
continúa.
2. SÍNTOMAS
La relación de horas que aparece
a continuación esboza el proceso de conversión de un humano infectado (varias
horas arriba o abajo, dependiendo de la persona):
Hora 1: Dolor y decoloración (marrón-morado)
de la zona infectada. La herida se coagula inmediatamente (dado que la infección
proviene de una herida).
Hora 5: Fiebre (37-39° C), convulsiones,
demencia leve, vómitos, dolor intenso en las articulaciones.
Hora 8: Entumecimiento de las
extremidades y del área infectada, aumento de la fiebre (39-41° C), aumento de
la demencia, pérdida de la coordinación muscular.
Hora 11: Parálisis de la zona
inferior del cuerpo, entumecimiento general, disminución de la frecuencia
cardiaca.
Hora 16: Coma.
Hora 20: Parada cardiaca.
Actividad cerebral nula. Hora 23: Resurrección.
3. TRANSFERENCIA
El Solanum es cien por cien
contagioso y cien por cien letal. Afortunadamente para la raza humana, el virus
no se transmite ni por el agua ni por el aire. No se conoce ningún contagio del
virus en humanos por medio de los elementos de la naturaleza. La infección sólo
puede darse a través del contacto directo de fluidos. La mordedura de un zombi,
a pesar de que es la forma de transferencia más conocida, no es, en absoluto,
la única. Hay humanos que se han infectado por rozar una herida abierta contra
otra de un zombi o al ser salpicados con sus restos después de una explosión.
El desenlace que conlleva la ingesta de carne infectada (suponiendo que la
persona no tenga ninguna llaga abierta en la boca), más que la infección, suele
ser la muerte permanente. Se ha comprobado que la carne infectada es altamente
tóxica.
No existe información alguna
(histórica, experimental o cualquier otra) sobre las consecuencias de mantener
relaciones sexuales con una especie no muerta, pero, como apuntamos
anteriormente, la naturaleza del Solanum indica un alto riesgo de infección.
Advertir de un caso como este resultaría inútil, puesto que una persona lo
suficientemente irracional para intentarlo estaría tomando una actitud pasiva
para con su propia seguridad. Muchos afirman que, dada la coagulada naturaleza
de los fluidos corporales de los no muertos, las posibilidades de infectarse
por un contacto que no fuera un mordisco deberían ser pocas. Sin embargo, debemos
recordar que un único organismo es suficiente para empezar el ciclo.
4. INFECCIÓN DE LAS OTRAS
ESPECIES
El Solanum es letal para todas
las criaturas vivas, sin tener en cuenta el tamaño, la especie o el ecosistema
al que pertenezcan. Sin embargo, sólo los humanos resucitan. Los estudios
demuestran que cuando el Solanum infecta un cerebro que no es humano, este
muere horas después de la muerte de su huésped, lo que demuestra que el cadáver
del animal puede combatirlo. Los animales infectados expiran antes de que el
virus pueda replicarse completamente en sus cuerpos. La infección por la
picadura de insecto, como la de los mosquitos, también puede descartarse. Los
experimentos han demostrado que todos los insectos parásitos perciben el virus
y rechazan a un huésped infectado el cien por cien de las veces.
5. TRATAMIENTO
Una vez que un humano se infecta,
no se puede hacer gran cosa por salvarlo. Esto se debe a que el Solanum es un
virus y no una bacteria, por lo que los antibióticos no hacen efecto. La inmunización,
la única forma de combatir el virus, es igualmente inútil, ya que incluso la
dosis más pequeña provocaría la infección completa. Se está llevando a cabo la
investigación genética. Los objetivos van desde formar anticuerpos humanos más
potentes hasta una estructura celular resistente o un antivirus diseñado para
identificar y destruir el Solanum. Estos y otros tratamientos más resistentes
se encuentran por el momento en las etapas más iniciales, sin ningún éxito
previsible en un futuro cercano. Las experiencias vividas en la vida real han
llevado a la inmediata escisión del miembro infectado (suponiendo que ese sea
el lugar de la mordedura), pero tales tratamientos son poco seguros, con menos
de un diez por ciento de índice de éxito. En general, el humano infectado está
condenado desde el momento en que el virus entra en su sistema. Debería suicidarse
y debería también recordar que el cerebro es lo primero que debe eliminarse. Se
han registrado casos en que sujetos que acaban de infectarse, y que mueren por
circunstancias ajenas al virus, pueden, aun así, resucitar. Estos casos suelen
ocurrir cuando el sujeto expira cinco horas después de la infección. No
obstante, la persona que muere tras ser mordida o que se infecta de algún otro
modo, debería ser inmediatamente eliminada. (Véase «Deshacerse del cuerpo», p.
42.)
6. RESUCITAR A LOS MUERTOS
Se ha llegado a sugerir que los
cadáveres humanos aún frescos podían resucitar si se les introducía Solanum
después de la defunción. Esto es una falacia. Los zombis ignoran la carne
necrótica y, por consiguiente, no puede transferirse el virus. Los experimentos
llevados a cabo durante la Segunda Guerra Mundial (véase «Ataques registrados»,
p. 265 y ss.) han demostrado que inyectar Solanum en un cadáver resultaría
fútil porque un sistema sanguíneo paralizado no podría transportar el virus al
cerebro. Inyectarlo directamente en un cerebro muerto tampoco serviría de nada,
ya que las células muertas no podrían responder al virus. Solanum no da la
vida: la altera.
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